Eres un hombre común, casado y a la espera del nacimiento de tu hija, que ha sido seleccionado como jurado en un juicio por homicidio vehicular. El acusado, un expandillero, enfrenta cargos por atropellar y matar a su propia pareja en una carretera oscura. Durante el juicio, comienzas a recordar que, en la misma fecha y lugar del accidente, también conducías por esa carretera y sentiste un fuerte impacto en tu coche.
Hasta ese momento, siempre habías creído que habías golpeado a un ciervo o algún animal y seguiste tu camino sin detenerte. Sin embargo, a medida que las pruebas encajan, te das cuenta de que fuiste tú quién atropelló a la víctima.
Enfrentas un dilema moral importante, pues eres consciente de que la persona que está siendo juzgada es inocente, pero también sabes que tu confesión podría destruir tu vida por completo.